Hoy me permito incluir un pequeño homenaje a la buena causa de las reflexiones trascendentales y filosóficas de un ex-convicto redimido y convertido en sacerdote espiritual de un pequeño pueblecito en la más perdida y profunda Alaska llamado Cicely. Población inolvidable para todos los que en su día fuimos devotos de "Doctor en Alaska" siempre entrañable por su sentido del humor tierno y especial.
Con la sana intención de olvidar los absurdos despropósitos de un día como hoy, rodeada y acosada por la pijeria mas absurda, mas preocupada por no desarrollar celulitis en las piernas que un gramo de sensatez y sensibilidad en el cerebro, escojo esta escena dedicada paradójica e intencionadamente a la inolvidable Marilyn Whirlwind:
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1 comentario:
Un precioso post y una escena que le presta acompañamiento con sutileza.
Precioso de verdad.
Un saludo cinéfilo.
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